El Festival de Música Visual de Lanzarote es una manifestación cultural de rango internacional que acoge lo que se ha dado en llamar las nuevas músicas. Está organizado por el Cabildo de Lanzarote (órgano de gobierno insular) a través del área de Centros de Arte, Cultura y Turismo.
El paisaje y la peculiar atmósfera que envuelve a la isla de Lanzarote la convierten en un marco idóneo para percibir los delicados ritmos surgidos de las composiciones de artistas de vanguardia invitados en cada ocasión. Todos comparten una decidida apuesta por la búsqueda de nuevos caminos para la manifestación musical, eludiendo fórmulas convencionales.
Dos espectaculares burbujas volcánicas acondicionadas como modernos y funcionales auditorios, acogen cada año, desde diciembre de 1989, las sucesivas ediciones del Festival: los auditorios de los Jameos del Agua y de la Cueva de los Verdes, creados en sendas grutas volcánicas en perfecta simbiosis entre el arte y la naturaleza.
En los auditorios naturales de la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua, todos los sentidos del espectador se aprestan para captar los sonidos más sugestivos e innovadores. El nexo común del Festival año tras año es la estética y la plasticidad del volcanismo de Lanzarote, estableciéndose una especial sintonía sensorial entre el paisaje y el contenido musical. Cada actuación es, en sí misma, una invitación al riesgo estético, donde, además de la música, hay una aportación plástica en la escenificación. De ahí el nombre de Festival de Música Visual.
Una característica del Festival es la participación en cada una de sus ediciones de destacados artistas plásticos que participan en la creación de efectos visuales y la escenografía, acorde al recinto y la música en él interpretada.
A lo largo de las distintas ediciones, nuevos espacios escénicos se han ido incorporando para el desarrollo de los conciertos, tales como el Volcán del Cuervo, la antigua cantera de extracciones de ceniza volcánica de la Montaña de Tahíche, la Playa del Reducto, en el corazón de la ciudad de Arrecife, capital de la isla y, por primera vez este año, el convento de San Francisco, en Teguise.
El Festival de Música Visual de Lanzarote es una manifestación cultural de rango internacional que acoge lo que se ha dado en llamar las nuevas músicas. Está organizado por el Cabildo de Lanzarote (órgano de gobierno insular) a través del área de Centros de Arte, Cultura y Turismo.
El paisaje y la peculiar atmósfera que envuelve a la isla de Lanzarote la convierten en un marco idóneo para percibir los delicados ritmos surgidos de las composiciones de artistas de vanguardia invitados en cada ocasión. Todos comparten una decidida apuesta por la búsqueda de nuevos caminos para la manifestación musical, eludiendo fórmulas convencionales.
Dos espectaculares burbujas volcánicas acondicionadas como modernos y funcionales auditorios, acogen cada año, desde diciembre de 1989, las sucesivas ediciones del Festival: los auditorios de los Jameos del Agua y de la Cueva de los Verdes, creados en sendas grutas volcánicas en perfecta simbiosis entre el arte y la naturaleza.
En los auditorios naturales de la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua, todos los sentidos del espectador se aprestan para captar los sonidos más sugestivos e innovadores. El nexo común del Festival año tras año es la estética y la plasticidad del volcanismo de Lanzarote, estableciéndose una especial sintonía sensorial entre el paisaje y el contenido musical. Cada actuación es, en sí misma, una invitación al riesgo estético, donde, además de la música, hay una aportación plástica en la escenificación. De ahí el nombre de Festival de Música Visual.
Una característica del Festival es la participación en cada una de sus ediciones de destacados artistas plásticos que participan en la creación de efectos visuales y la escenografía, acorde al recinto y la música en él interpretada.
A lo largo de las distintas ediciones, nuevos espacios escénicos se han ido incorporando para el desarrollo de los conciertos, tales como el Volcán del Cuervo, la antigua cantera de extracciones de ceniza volcánica de la Montaña de Tahíche, la Playa del Reducto, en el corazón de la ciudad de Arrecife, capital de la isla y, por primera vez este año, el convento de San Francisco, en Teguise.