Arrecife de las Músicas vuelve a traer al Auditorio Alfredo Kraus una selección de la extraordinaria diversidad musical del momento en su séptima edición. Sonidos de jazz, bossa nova, soul, rock y flamenco conformarán la nueva edición de este festival que pretende consolidar a la capital grancanaria como punto de encuentro e intercambio de ideas sobre diferentes estilos musicales. Como en años anteriores, a parte de los conciertos también tendrán lugar dos mesas redondas los días 18 y 19 de junio a las 19:30 horas, en las que se disertará sobre música y actualidad. Llevarán por título: Los 70 y la antesala del «hazlo tú mismo” y España y la revolución de los 70, respectivamente. Estarán moderadas por la periodista y directora de seminarios sobre poesía, Silvia Grijalba, y en ellas participarán artistas e invitados especiales.
La Fundación Auditorio de Las Palmas de Gran Canaria asume un año más su compromiso con la riqueza y pluralidad de la cultura popular con la celebración de esta nueva edición del Arrecife de las Músicas, que producido por DD&Company Producciones, se configura como un festival multicultural que cuenta con el patrocinio de la Compañía Cervecera de Canarias (CCC) y la colaboración de la Sociedad de Promoción de Las Palmas de Gran Canaria y el Gobierno de Canarias.
Hank Jones, 12 de junio de 2009
Sus largos dedos parecen tener su prolongación natural en las teclas del piano. Un instrumento que toca con asombrosa facilidad, elegancia, sin la menor estridencia, gracias a una técnica depuradísima y con un placer mayúsculo que exterioriza en muchas ocasiones con la amplia sonrisa con la que acompaña sus actuaciones. Estas facultades han convertido a Hank Jones (Vicksburg, 1918), que esta noche inaugura el Arrecife de las Músicas 2009, en una de las grandes leyendas vivas y en activo del jazz. Un músico de raza que este año ha sido reconocido con el Premio a toda una vida en la última edición de los premios Grammy, galardones para los que ya había sido nominado cinco veces en distintas categorías.
Un dominio absoluto del instrumento es un requisito imprescindible para un músico profesional. Pero la capacidad de transmitir sensaciones inolvidables al público queda reservado para unos elegidos, entre los que se encuentra este pianista que nació a orillas del Mississippi y que saltó a la fama en 1947, cuando acompañó durante varios años en sus giras a la cantante Ella Fitzgerald. Esta legendaria voz del jazz simplemente supo aprovechar el desbordante talento que destilaba un por aquel entonces imberbe Hank Jones, que había dado sus primeros pasos en el jazz junto a sus hermanos, el baterista Elvin y el trompetista Thad, ambos ya fallecidos.
También en aquellos años en los que Estados Unidos intentaba superar los desastres de la II Guerra Mundial, Hank Jones tuvo el privilegio de tocar en Nueva York junto a Charlie Parker. Junto a «Bird», el mejor saxofonista alto de la historia, grabó varios legendarios temas que fueron determinantes en el nacimiento del bebop, estilo que revolucionó un género musical que ya comenzaba a no conocer fronteras.
Con un estilo influenciado por Teddy Wilson y Art Tatum, Hank Jones jamás ha perdido la perspectiva ni ha renunciado a ampliar sus registros, tanto como solista como sensible y eficaz acompañante en el directo como en los estudios de grabación. Esto explica que durante 17 trabajara como músico de estudio en los estudios CBS, lo que permite escucharle en múltiples grabaciones.
Incluso, sus imparables ganas de ampliar horizontes le llevaron hasta Broadway, donde en los años 60 participó en espectáculos como Ain’t Misbehavin’, basado en la música de Fats Waller.
Hank Jones siguió en las posteriores décadas del pasado siglo participando en un gran número de grabaciones ya míticas como «I Remember You», «Groovin’ High’, o «Our Delights», que registró su histórico dueto de piano con Tommy Fanagan.
Ni el cambio de milenio y el duro paso de los años han limitado la capacidad de un pianista que visitó hace unos años nuestro país en una gira con el saxo tenor Joe Lovano.
Toquinho y María Creuza, 13 de junio de 2009
Uno de los pilares de la música brasileña y universal se gestó en una ciudad argentina. En concreto en la Parada 10 de Punta del Este, en La Fusa, mítico local regentado por Coco Pérez y su mujer Silvina Muñiz -que posteriormente también abrió en Mar de Plata- donde se llevó a cabo un legendario encuentro vital para el desarrollo de la bossa nova. Allí actuó el icono de la música y la literatura brasileña Vinicius de Moraes junto a Toquinho y Maria Creuza, en unas veladas posteriormente recopiladas en un álbum editado en 1970, donde interpretaron legendarios temas como «Minha Namorada», «A Felicidade», «Que Maravilha» o «Garota de Ipanema». Piezas que centrarán buena parte del repertorio que esta noche presentarán en la sala sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus el guitarrista y cantante Toquinho y la cálida voz de Maria Creuza. Faltará a la cita Vinicius, pero no su espíritu y el de aquella inolvidable velada que revolucionó definitivamente la música de este gigante suramericano. Una noche donde paseará junto a la playa de Las Canteras las rítmicas caderas de aquella joven llamada Heloísa Envida Menezes Paes Pinto, que andaba por Ipanema y que universalizaron De Moraes y Jobim, y hasta aparecerá el Cristo de Corcovado, icono de Río de Janeiro.
Pero el talento y el virtuosismo de Antonio Pecci Filho (Sâo Paulo, 1946), «Toquinho», y la sensualidad que derrocha el torrente de voz de Maria Creuza son capaces de mucho más. Envuelven en un halo especial a un espectador que no para de vibrar con unos ritmos cálidos y unas melodías universalmente conocidas. Porque tanto Toquinho como Creuza han demostrado que son mucho más que lo que se vivió en La Fusa.
El autor de temas como «Boca da Noite» o «Que maravilla» carga sobre sus espaldas con una exitosa carrera de casi cuatro décadas Con grandes éxitos individuales y colaboraciones con artistas del nivel de Chico Buarque, Antonio Carlos Jobim, Baden Powell, Gilberto Gil y por supuesto Vinicius, con el que trabajó durante más de una década, hasta el fallecimiento del periodista, poeta y cantante carioca en 1980.
La bahiana Maria Creuza (1944), por su parte, despuntó a finales de los años sesenta con su exitosa participación en el Festival Universitario de Música Popular de Río de Janeiro, donde despertó la atenta mirada de Vinicius, que inmediatamente la llamó para que interpretará junto a él y Toquinho temas como «Corcovado» o «Tomara». Posteriormente ha firmado una brillante carrera en solitario, con álbumes como «Eu Disse Adeus» (1973), «Maria Creuza Simplesmente» (1974) o «La mitad del mundo» (1999).
Sarah Jane Morris, 18 de junio de 2009
Un espíritu libre, fiel hasta las últimas consecuencias a sus ideas sociales, políticas y artísticas sirve como envoltorio a una voz cautivadora, sensual y que se adapta como un guante a múltiples registros y situaciones. Todo lo anterior vale para calificar a Sarah Janes Morris. Pero también es cierto que resulta escaso para explicar con justicia el universo creativo y personal de esta cantante británica que hoy derrochará buena parte de su talento sobre el escenario del Arrecife de las Músicas.
Esta dama de la canción posee una voz prodigiosa que brilla especialmente en el soul, el blues y el jazz. Pero Sarah Janes Morris siempre ha hecho gala de tener una manera muy poco ortodoxa de entender la vida y su propia carrera artística, que ya ronda las tres décadas. Esto explica que su mayor éxito internacional viniera de la mano del pop. Fue en 1986, junto al grupo The Communards y con el tema «Don’t Leave me this way», cuando su potente voz supuso el contrapunto perfecto al inolvidable falsete del cantante escocés Jimmy Somerville. Su dúo, con esta pieza de Thelma Houston, fue un éxito internacional planetario, que conquistó con rapidez las pistas de baile. Pero su encuentro con The Communards ni fue casual ni tenía una finalidad puramente comercial. Somerville y su exitosa banda conquistaba las listas de éxito de los ochenta a la vez que se convertía en una plataforma para reivindicar los derechos de los homosexuales y promover el activismo de izquierdas. Valores con los que Sarah Janes Morris siempre se ha sentido identificada desde sus inicios en bandas de importante calado político como The Republic y The Happy End. Ideas que, sin duda, en alguna ocasión le han cerrado más de una puerta que la hubiese llevado a un estrellato por el que, por otro lado, jamás se ha preocupado en alcanzar.
Pero cuando Sarah James Morris sube al escenario hay que dejar a un lado cualquier tipo de prejuicio. Simplemente conviene dejarse llevar por las sensaciones que transmite una voz que algunos críticos comparan con la de Sarah Vaughan y Billie Hollyday. Una voz que ha brillado en álbumes como «Blue Valentine», «Heaven», «Fallen Angel». O el reciente «Where it hurts», donde en el tema «A world to win» muestra su carácter indómito con un estribillo que reza: «En el nombre de la libertad, en el nombre de la verdad /Tenemos que gritar desde el tejado/ Tenemos que llegar a buscar dentro/ Oh! Todavía tenemos un mundo para ganar».
Steve Hackett, 19 de junio de 2009
Hay quien afirma ahora que Steve Hackett (Pimlico, Gran Bretaña, febrero de 1950) era la verdadera esencial mística de Genesis, y que con su salida del grupo -tras el meláncólico Wind and Wuthering, en 1977- la banda dio el adiós definitivo a su grandeur para convertise en otro grupo más. Un grupo superventas, mastodóntico, sí, pero otro más.
¿Exageración? Probablemente. Por mucho que Peter Gabriel se hubiera «bajado del tren» -como el mismo diría en Solsbury Hills, su primer hit en solitario- y Tony Banks derivara hacia el pragmatismo pop, lo cierto es que la banda fue durante su primera década uno de los más sublimes vehículos de preciosismo que ha dado el rock en toda su historia. Vale que con el asalto al palacio de las hordas punks, allá por el 78, todo aquel lirismo se fue al garete, pero ahora que, como decía José Hierro, de todo hace 20 años, el tiempo ha puesto las cosas en su sitio y los primeros Génesis, los de Nursery Crime, Foxtrot, Selling England by the pound y The Lamb Lies down on Broadway, pueden volver a ser mencionados como una referencia imprescindible. Y Hackett, probablemente sin ser la esencia, fue parte sine qua non de aquella formación, el arquitecto paisajista que definió con su guitarra las praderas donde pastaba el cordero que luego se echó a dormir en Broadway. Y esto sí que no es una exageración.
Pero, ¿es necesario hablar de Genesis para analizar a Hackett, un artista con más de 20 discos en solitario desde Voyage of the Acolyte (1975)? Pues sí. El propio músico no reniega de sus antecedentes -buena prueba de ello es Genesis Revisited (1996), donde el guitarrista mira hacia atrás sin ira y revisa sus aportaciones al sonido de la banda-, incluye en sus conciertos varias piezas de su etapa en la banda y, en fin, admite, aparentemente de buena gana, que le anuncien como el guitarrista de la época gloriosa del gran saurio. Pero también es cierto que sería cuasi delictivo obviar la extensa obra que el inglés acumula en su historial personal, la que esta noche vertebrará el grueso de su actuación. Se marchó de la banda denunciando que le estaban marginando a la hora de la creación -hoy hablaríamos de mobbing-, alegando que los restantes miembros del grupo se negaban a aceptar sus aportaciones. Genesis, ya lo dijimos, perdió gran parte de su charme ensoñador, de su lirismo, y el mundo ganó a un gran paisajista del rock. Disfruten del viaje.
Argentina, 20 de junio de 2009
Argentina María López Tristancho es uno de los más brillantes exponentes de la nueva generación de cantaoras del flamenco contemporáneo. Camino de los 25 años, esta onubense de se ha revelado con su primer álbum, titulado «Argentina», como una voz que entronca con la tradición, con la pureza de los grandes clásicos del cante, pero que se adapta también como un guante a los nuevos tiempos. Una sabia mezcla que ha convertido su debú discográfico en todo un acontecimiento dentro del género y que, entre otros reconocimientos, le ha reportado el Premio de la Crítica al Mejor disco de Cante Revelación.
El meteórico despegue de Argentina ni es fruto de la casualidad ni mucho menos de una moda pasajera empujada por una fuerte campaña de marketing. Esta onubense, que ha heredado su particular nombre de su abuela paterna, se ha ganado un espacio con una apuesta personal, con una forma de entender este género muy personal, que sólo el tiempo dirá hasta dónde será capaz de llevarla.
Argentina canta desde los 12 años, pero su desembarco en el flamenco profesional es reciente y tardío, para lo que suele ser habitual. De niña se vuelca en las canciones de su admirada Marisol y los típicos fandangos de Huelva. Integra con apenas 14 años el grupo Niños de Huelva y posteriormente Cané, donde su poderío y arte destacan entre sus compañeros. Su ingreso en la Fundación de Arte Flamenco Christina Heeren de Sevilla le permitió tomar clases de maestros como Paco Taranto o Esperanza Fernández, que han sido fundamentales para que puliese todo su potencial y acometiera el cante de las bulerías, los tangos, las guajiras, alegrías y seguiriyas por el competitivo circuito de peñas andaluzas.
Un camino de aprendizaje que le abrió las puertas de proyectos como el Festival Internacional de Música Sete Sois Sete Luas, junto al flautista luso Roio Kyao y el acordeonista italiano Ricardo Tessi, con el que recorrió distintas ciudades españolas, portuguesas e italianas y que la llevó también a interpretar en directo el tema «A orillas del río Sil», junto al gaitero gallego Carlos Núñez.
Apadrinada por el cantaor Arcángel, Argentina superó con nota hace dos años su debut en la mítica sala madrileña Casa Patas, lo que sin duda supuso un punto de inflexión en una carrera que hace dos meses tuvo un nuevo hito con la presentación de su espectáculo «Argentina en la corte» en la sala de cámara del Auditorio Nacional.
El fandango onubense «Comparable a tu hermosura», la soleá «Cositas del pasado» o la alegría «Se lleva el aire» serán algunas de las piezas con las que esta noche el público del Arrecife de las Músicas descubrirá cómo el flamenco ha encontrado en Argentina a uno de sus más prometedores realidades.
Auditorio Alfredo Kraus
Del 12 al 20 de junio de 2009
HANK JONES
Sus largos dedos parecen tener su prolongación natural en las teclas del piano. Un instrumento que toca con asombrosa facilidad, elegancia, sin la menor estridencia, gracias a una técnica depuradísima y con un placer mayúsculo que exterioriza en muchas ocasiones con la amplia sonrisa con la que acompaña sus actuaciones. Estas facultades han convertido a Hank Jones (Vicksburg, 1918), que esta noche inaugura el Arrecife de las Músicas 2009, en una de las grandes leyendas vivas y en activo del jazz. Un músico de raza que este año ha sido reconocido con el Premio a toda una vida en la última edición de los premios Grammy, galardones para los que ya había sido nominado cinco veces en distintas categorías.
Un dominio absoluto del instrumento es un requisito imprescindible para un músico profesional. Pero la capacidad de transmitir sensaciones inolvidables al público queda reservado para unos elegidos, entre los que se encuentra este pianista que nació a orillas del Mississippi y que saltó a la fama en 1947, cuando acompañó durante varios años en sus giras a la cantante Ella Fitzgerald. Esta legendaria voz del jazz simplemente supo aprovechar el desbordante talento que destilaba un por aquel entonces imberbe Hank Jones, que había dado sus primeros pasos en el jazz junto a sus hermanos, el baterista Elvin y el trompetista Thad, ambos ya fallecidos.
También en aquellos años en los que Estados Unidos intentaba superar los desastres de la II Guerra Mundial, Hank Jones tuvo el privilegio de tocar en Nueva York junto a Charlie Parker. Junto a «Bird», el mejor saxofonista alto de la historia, grabó varios legendarios temas que fueron determinantes en el nacimiento del bebop, estilo que revolucionó un género musical que ya comenzaba a no conocer fronteras.
Con un estilo influenciado por Teddy Wilson y Art Tatum, Hank Jones jamás ha perdido la perspectiva ni ha renunciado a ampliar sus registros, tanto como solista como sensible y eficaz acompañante en el directo como en los estudios de grabación. Esto explica que durante 17 trabajara como músico de estudio en los estudios CBS, lo que permite escucharle en múltiples grabaciones.
Incluso, sus imparables ganas de ampliar horizontes le llevaron hasta Broadway, donde en los años 60 participó en espectáculos como Ain’t Misbehavin’, basado en la música de Fats Waller.
Hank Jones siguió en las posteriores décadas del pasado siglo participando en un gran número de grabaciones ya míticas como «I Remember You», «Groovin’ High’, o «Our Delights», que registró su histórico dueto de piano con Tommy Fanagan.
Ni el cambio de milenio y el duro paso de los años han limitado la capacidad de un pianista que visitó hace unos años nuestro país en una gira con el saxo tenor Joe Lovano.
TOQUINHO Y MARÍA CREUZA
Uno de los pilares de la música brasileña y universal se gestó en una ciudad argentina. En concreto en la Parada 10 de Punta del Este, en La Fusa, mítico local regentado por Coco Pérez y su mujer Silvina Muñiz -que posteriormente también abrió en Mar de Plata- donde se llevó a cabo un legendario encuentro vital para el desarrollo de la bossa nova. Allí actuó el icono de la música y la literatura brasileña Vinicius de Moraes junto a Toquinho y Maria Creuza, en unas veladas posteriormente recopiladas en un álbum editado en 1970, donde interpretaron legendarios temas como «Minha Namorada», «A Felicidade», «Que Maravilha» o «Garota de Ipanema». Piezas que centrarán buena parte del repertorio que esta noche presentarán en la sala sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus el guitarrista y cantante Toquinho y la cálida voz de Maria Creuza. Faltará a la cita Vinicius, pero no su espíritu y el de aquella inolvidable velada que revolucionó definitivamente la música de este gigante suramericano. Una noche donde paseará junto a la playa de Las Canteras las rítmicas caderas de aquella joven llamada Heloísa Envida Menezes Paes Pinto, que andaba por Ipanema y que universalizaron De Moraes y Jobim, y hasta aparecerá el Cristo de Corcovado, icono de Río de Janeiro.
Pero el talento y el virtuosismo de Antonio Pecci Filho (Sâo Paulo, 1946), «Toquinho», y la sensualidad que derrocha el torrente de voz de Maria Creuza son capaces de mucho más. Envuelven en un halo especial a un espectador que no para de vibrar con unos ritmos cálidos y unas melodías universalmente conocidas. Porque tanto Toquinho como Creuza han demostrado que son mucho más que lo que se vivió en La Fusa.
El autor de temas como «Boca da Noite» o «Que maravilla» carga sobre sus espaldas con una exitosa carrera de casi cuatro décadas Con grandes éxitos individuales y colaboraciones con artistas del nivel de Chico Buarque, Antonio Carlos Jobim, Baden Powell, Gilberto Gil y por supuesto Vinicius, con el que trabajó durante más de una década, hasta el fallecimiento del periodista, poeta y cantante carioca en 1980.
La bahiana Maria Creuza (1944), por su parte, despuntó a finales de los años sesenta con su exitosa participación en el Festival Universitario de Música Popular de Río de Janeiro, donde despertó la atenta mirada de Vinicius, que inmediatamente la llamó para que interpretará junto a él y Toquinho temas como «Corcovado» o «Tomara». Posteriormente ha firmado una brillante carrera en solitario, con álbumes como «Eu Disse Adeus» (1973), «Maria Creuza Simplesmente» (1974) o «La mitad del mundo» (1999).
SARAH JANE MORRIS
Un espíritu libre, fiel hasta las últimas consecuencias a sus ideas sociales, políticas y artísticas sirve como envoltorio a una voz cautivadora, sensual y que se adapta como un guante a múltiples registros y situaciones. Todo lo anterior vale para calificar a Sarah Janes Morris. Pero también es cierto que resulta escaso para explicar con justicia el universo creativo y personal de esta cantante británica que hoy derrochará buena parte de su talento sobre el escenario del Arrecife de las Músicas.
Esta dama de la canción posee una voz prodigiosa que brilla especialmente en el soul, el blues y el jazz. Pero Sarah Janes Morris siempre ha hecho gala de tener una manera muy poco ortodoxa de entender la vida y su propia carrera artística, que ya ronda las tres décadas. Esto explica que su mayor éxito internacional viniera de la mano del pop. Fue en 1986, junto al grupo The Communards y con el tema «Don’t Leave me this way», cuando su potente voz supuso el contrapunto perfecto al inolvidable falsete del cantante escocés Jimmy Somerville. Su dúo, con esta pieza de Thelma Houston, fue un éxito internacional planetario, que conquistó con rapidez las pistas de baile. Pero su encuentro con The Communards ni fue casual ni tenía una finalidad puramente comercial. Somerville y su exitosa banda conquistaba las listas de éxito de los ochenta a la vez que se convertía en una plataforma para reivindicar los derechos de los homosexuales y promover el activismo de izquierdas. Valores con los que Sarah Janes Morris siempre se ha sentido identificada desde sus inicios en bandas de importante calado político como The Republic y The Happy End. Ideas que, sin duda, en alguna ocasión le han cerrado más de una puerta que la hubiese llevado a un estrellato por el que, por otro lado, jamás se ha preocupado en alcanzar.
Pero cuando Sarah James Morris sube al escenario hay que dejar a un lado cualquier tipo de prejuicio. Simplemente conviene dejarse llevar por las sensaciones que transmite una voz que algunos críticos comparan con la de Sarah Vaughan y Billie Hollyday. Una voz que ha brillado en álbumes como «Blue Valentine», «Heaven», «Fallen Angel». O el reciente «Where it hurts», donde en el tema «A world to win» muestra su carácter indómito con un estribillo que reza: «En el nombre de la libertad, en el nombre de la verdad /Tenemos que gritar desde el tejado/ Tenemos que llegar a buscar dentro/ Oh! Todavía tenemos un mundo para ganar».
STEVE HACKETT
El paisajista del rock
Hay quien afirma ahora que Steve Hackett (Pimlico, Gran Bretaña, febrero de 1950) era la verdadera esencial mística de Genesis, y que con su salida del grupo -tras el meláncólico Wind and Wuthering, en 1977- la banda dio el adiós definitivo a su grandeur para convertise en otro grupo más. Un grupo superventas, mastodóntico, sí, pero otro más.
¿Exageración? Probablemente. Por mucho que Peter Gabriel se hubiera «bajado del tren» -como el mismo diría en Solsbury Hills, su primer hit en solitario- y Tony Banks derivara hacia el pragmatismo pop, lo cierto es que la banda fue durante su primera década uno de los más sublimes vehículos de preciosismo que ha dado el rock en toda su historia. Vale que con el asalto al palacio de las hordas punks, allá por el 78, todo aquel lirismo se fue al garete, pero ahora que, como decía José Hierro, de todo hace 20 años, el tiempo ha puesto las cosas en su sitio y los primeros Génesis, los de Nursery Crime, Foxtrot, Selling England by the pound y The Lamb Lies down on Broadway, pueden volver a ser mencionados como una referencia imprescindible. Y Hackett, probablemente sin ser la esencia, fue parte sine qua non de aquella formación, el arquitecto paisajista que definió con su guitarra las praderas donde pastaba el cordero que luego se echó a dormir en Broadway. Y esto sí que no es una exageración.
Pero, ¿es necesario hablar de Genesis para analizar a Hackett, un artista con más de 20 discos en solitario desde Voyage of the Acolyte (1975)? Pues sí. El propio músico no reniega de sus antecedentes -buena prueba de ello es Genesis Revisited (1996), donde el guitarrista mira hacia atrás sin ira y revisa sus aportaciones al sonido de la banda-, incluye en sus conciertos varias piezas de su etapa en la banda y, en fin, admite, aparentemente de buena gana, que le anuncien como el guitarrista de la época gloriosa del gran saurio. Pero también es cierto que sería cuasi delictivo obviar la extensa obra que el inglés acumula en su historial personal, la que esta noche vertebrará el grueso de su actuación. Se marchó de la banda denunciando que le estaban marginando a la hora de la creación -hoy hablaríamos de mobbing-, alegando que los restantes miembros del grupo se negaban a aceptar sus aportaciones. Genesis, ya lo dijimos, perdió gran parte de su charme ensoñador, de su lirismo, y el mundo ganó a un gran paisajista del rock. Disfruten del viaje.
Antonio F. de la Gándara, periodista
ARGENTINA
Argentina María López Tristancho es uno de los más brillantes exponentes de la nueva generación de cantaoras del flamenco contemporáneo. Camino de los 25 años, esta onubense de se ha revelado con su primer álbum, titulado «Argentina», como una voz que entronca con la tradición, con la pureza de los grandes clásicos del cante, pero que se adapta también como un guante a los nuevos tiempos. Una sabia mezcla que ha convertido su debú discográfico en todo un acontecimiento dentro del género y que, entre otros reconocimientos, le ha reportado el Premio de la Crítica al Mejor disco de Cante Revelación.
El meteórico despegue de Argentina ni es fruto de la casualidad ni mucho menos de una moda pasajera empujada por una fuerte campaña de marketing. Esta onubense, que ha heredado su particular nombre de su abuela paterna, se ha ganado un espacio con una apuesta personal, con una forma de entender este género muy personal, que sólo el tiempo dirá hasta dónde será capaz de llevarla.
Argentina canta desde los 12 años, pero su desembarco en el flamenco profesional es reciente y tardío, para lo que suele ser habitual. De niña se vuelca en las canciones de su admirada Marisol y los típicos fandangos de Huelva. Integra con apenas 14 años el grupo Niños de Huelva y posteriormente Cané, donde su poderío y arte destacan entre sus compañeros. Su ingreso en la Fundación de Arte Flamenco Christina Heeren de Sevilla le permitió tomar clases de maestros como Paco Taranto o Esperanza Fernández, que han sido fundamentales para que puliese todo su potencial y acometiera el cante de las bulerías, los tangos, las guajiras, alegrías y seguiriyas por el competitivo circuito de peñas andaluzas.
Un camino de aprendizaje que le abrió las puertas de proyectos como el Festival Internacional de Música Sete Sois Sete Luas, junto al flautista luso Roio Kyao y el acordeonista italiano Ricardo Tessi, con el que recorrió distintas ciudades españolas, portuguesas e italianas y que la llevó también a interpretar en directo el tema «A orillas del río Sil», junto al gaitero gallego Carlos Núñez.
Apadrinada por el cantaor Arcángel, Argentina superó con nota hace dos años su debut en la mítica sala madrileña Casa Patas, lo que sin duda supuso un punto de inflexión en una carrera que hace dos meses tuvo un nuevo hito con la presentación de su espectáculo «Argentina en la corte» en la sala de cámara del Auditorio Nacional.
El fandango onubense «Comparable a tu hermosura», la soleá «Cositas del pasado» o la alegría «Se lleva el aire» serán algunas de las piezas con las que esta noche el público del Arrecife de las Músicas descubrirá cómo el flamenco ha encontrado en Argentina a uno de sus más prometedores realidades.
Todos los textos, a excepción del de Steve Hackett, han sido redactados por el periodista Victoriano Suárez
CARTEL DE LA VII EDICIÓN
La VII edición del Arrecife de las Músicas vuelve a traer al Auditorio Alfredo Kraus una selección de la extraordinaria diversidad musical del momento. Sonidos de jazz, bossa nova, soul, rock y flamenco conformarán la nueva edición de este festival que pretende consolidar a la capital grancanaria como punto de encuentro e intercambio de ideas sobre diferentes estilos musicales.
Las actuaciones de Hank Jones, Toquinho y María Creuza, Sarah Jane Morris, Steve Hackett (ex guitarrista de Genesis) y Argentina conformarán el cartel de esta VII edición del Arrecife, que se celebrará del 12 al 20 de junio.
Como en años anteriores, a parte de los conciertos también tendrán lugar dos mesas redondas los días 18 y 19 de junio a las 19:30 horas, en las que se disertará sobre música y actualidad. Llevarán por título: Los 70 y la antesala del «hazlo tú mismo” y España y la revolución de los 70, respectivamente. Estarán moderadas por la periodista y directora de seminarios sobre poesía, Silvia Grijalba, y en ellas participarán artistas e invitados especiales.
La Fundación Auditorio de Las Palmas de Gran Canaria asume un año más su compromiso con la riqueza y pluralidad de la cultura popular con la celebración de esta nueva edición del Arrecife de las Músicas, que producido por DD&Company Producciones, se configura como un festival multicultural que cuenta con el patrocinio de la Compañía Cervecera de Canarias (CCC) y la colaboración de la Sociedad de Promoción de Las Palmas de Gran Canaria y el Gobierno de Canarias.